Lo más grandioso de cómo hizo las cosas en Eolo el alcalde de Gáldar es que pactó con unos particulares ir al concurso sin tener el más mínimo aval jurídico, ni técnico ni económico. Ni un mísero informe del que poder agarrarse en caso de que vinieran curvas, como finalmente han venido. El alcalde llegó a firmar un contrato con A. Díaz Ingenieros Asociados, S.L., a quien se otorgaba sin informes de la Intervención del Ayuntamiento un 30% de los beneficios, reservándose el 65% para el consistorio y el 5% restante para el dueño de los terrenos en El Cerrillal, Megacentrum, S.L. Pero es el Ayuntamiento quien eleva a Industria la petición de concursar. Ante la comisión eólica del Parlamento de Canarias, Manolo Godoy se agarró al hecho de que quería energía para consumo municipal y en que tenía un contrato transparente con la empresa para que, en el caso de resultar adjudicatarios, efectuar el consabido reparto. Pero en las Administraciones, querido y dilecto alcalde, las cosas se hacen con el aval de los que saben de leyes y de dineros públicos. Nos encontramos, y van ni se sabe, con otro caso salvado por la campana. Por la suspensión del concurso.