No se presenta tan oscuro como hasta hace escasas semanas el futuro para la UD Las Palmas, gracias, entre otras cosas, a un juez con mucho empuje y a un par de empresarios que han dado los primeros pasos adelante. Luego les han seguido otros, lo cual también tiene su valor, y hasta alguna institución soriana ha descubierto de repente que el amarillo no es color tan ruin. Pero en medio de este ambiente de optimismo -que no de euforia- siempre aparece algún enterado de la caja del agua que se aprovecha para ejercer más autoridad de la que le corresponde, incluso moral, lo que ya tiene su aquel. Un administrador concursal, de nombre Iñaki Urquijo, ha decidido convertirse en vengador solitario y anda buscando en el seno del club quién fue el alma caritativa que filtró a este periódico que estaba tratando de calzar por Seguridad Integral Canaria (como si la fuente emanara sólo de Pío XII), precisamente la que primero perdonó deudas. Su caza de brujas es muy burda y hasta ha incluido un aviso a una empleada alrededor del expediente de regulación de empleo.