La modernidad ya llegó a Moya. O al menos la modernidad carnavalera. El alcalde de la villa, el popular Hipólito (Poli) Suárez, ha implantado en la edición de este año una versión de la Gala Drag Queen que ha catapultado al Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria a la fama internacional. Y lo ha hecho abrazando una de las pocas cosas que su partido, el PP, permite hacer con el mundo gay, esto es, la modalidad circense del asunto, las plataformas, los maquillajes, las tangas y los excesos en general. Poli Suárez se rodeó de profesionales experimentados, como el presentador Roberto Herrera y el transformista Xayo, que respondieron con muchísima generosidad verbal a la contratación por parte del Ayuntamiento. El público, unas 1.200 personas que pagaron tres eurillos por cabeza, se lo pasó en grande con tanto despiporre, aunque se quedara con las ganas de conocer a qué sorpresa se refería el alcalde moyense cuando anunció que a la gala drag de la villa asistiría un personaje de alto postín que finalmente no se constituyó. Suponemos que ninguno de los 1.200 allí congregados quería un autógrafo de Soria o una foto en medio de tanta plataforma. Plataforma gay, no petrolífera, se entiende.