Siempre que reaparece Mauricio lo hace en medio de una ventolera. La de esta ocasión se llama “montemos una polémica con el viejo Estadio Insular, que no hay derecho que esté ahí cayéndose y que la gente no vaya al nuevo Estadio de Gran Canaria”. Ángel Luis Tadeo le compró la idea y se lanzó, olvidando no solamente que es una iniciativa imposible a estas alturas de la tramitación urbanística en que se encuentra, sino que fue el núcleo duro de Mauricio el que construyó el estadio de Siete Palmas multiplicando por muchísimo su presupuesto original. Más o menos como lo del Palma Arena, pero sin que aquí se conozca el cobro de comisiones ilegales. En el Cabildo y en el Ayuntamiento se preguntan perplejos a qué viene esta nueva idea de Tadeo, cuando el nuevo destino del recinto de Ciudad Jardín está bendecido y pendiente de que la Cotmac apruebe la modificación urbanística precisa para desarrollar la idea que ganó el concurso correspondiente. Porque concurso de ideas ya hubo y se falló, y contempla un uso ciudadano de ocio y deporte, con aparcamientos para una zona acogotada que no quiere volver a saber de fútbol. Pero todos estos datos a Mauricio le dan igual, se trataba de levantar una polvareda, y ya la tiene levantada.