El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El Niño Bravo, eufórico
A José Miguel Bravo se le había atragantado desde el principio la presencia de Rosa Rodríguez en su equipo para el Cabildo, pero debía transigir. Todos supimos desde el principio que se trataba de una imposición de Soria, que además ordenó que la consejera fuera vicepresidenta y responsable de las cuentas de la Corporación. Por eso desde el principio actuó más como comisionada soriana que como miembro de un equipo que tenía un capitán en plaza, el presidente Bravo. Tenía, por lo tanto, los días contados. Su lealtad a Soria la pudo haber traicionado, y aunque hubo momentos en que las sospechas de chivatazos hacia el ministro provenían de otro consejero, las pruebas siempre la terminaban incriminando. Tampoco se llevó bien con los demás consejeros, aunque quizás fuera con Lucas Bravo de Laguna, hijo del presidente, con quien tuvo las mayores diferencias. Las primeras, por supuesto, en el basket: aficionada al Gran Canaria, equipo que le reconoce su labor desde hace años, tuvo que hacerse a un lado en el consejo de administración del club para no restar protagonismo al titular de Deportes, Lucas Bravo de Laguna, al que se le promociona abiertamente desde ese puesto. Y si Deportes y el Cabildo tienen un tótem intocable, ese es el Pabellón Multiusos para el Mundobasket 2014, que necesita más dinero que el que los Gobiernos de España y de Canarias parecen dispuestos a otorgar. De ahí que Bravo de Laguna quisiera gestionar directamente los remanentes de tesorería que, por importe de 38 millones de euros, quería Rosa Rodríguez que fueran de su estricta gobernanza. El Niño Bravo esquivaba este lunes en Twitter cualquier tentación de entrar ni siquiera a valorar lo ocurrido. Tuvo una tentación cuando alguien le detectó cierta euforia, pero se salió por peteneras muy hábilmente. De casta le viene al galgo.
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