Los denunciantes se llevaron a la calle de la Pelota a un notario al que se le quedaron los ojos a cuadros y que, a petición de la candidatura de Tadeo, levantó acta de lo que veía. “Estando allí observo que todo está cerrado, con polvo en los marcos y en las partes bajas de las puertas. Hay un candado oxidado en la que parecía la puerta principal”, escribió el fedatario público. Es decir, una sede empresarial que presenta todo el aspecto de utilizarse muy a menudo, probablemente en horario de mañana, de siete a tres, por personal tan altamente cualificado que entra y sale sin rozarse con las puertas para no mover un átomo del polvo que las adorna, sin afectar al óxido del candado, que ya se sabe que la cáscara guarda al palo, y sin que los viandantes puedan sospechar que allí, entre aquellas paredes, se trabaja por salvar a Canarias de las hordas anticapitalistas. ¿Una empresa de banca en esa sede tan lúgubre? La verdad es que cuesta creerlo, pero dadas las convulsiones de los mercados financieros internacionales, lo mismo el Zorro ha montado ya la alternativa. Y hasta le habrá pedido un préstamo para pagar los embargos judiciales. ¡Nos pedimos primer!