Habrá que comprarse una pizarra más grande para anotar las derrotas que va acumulando Soria en su particular cruzada contra esa parte del mundo que se ha puesto en su contra. Este jueves se dio a conocer la resolución del Consejo General del Poder Judicial archivando su penúltima pendejada, la queja que, a sabiendas de su pírrico recorrido, presentó contra la magistrada Victoria Rosell. En el tanteador particular de Soria contra esta juez que le resulta tan incómoda ya contabilizamos un sonoro tres a cero, porque ya van tres intentos de apartarla de la carrera judicial que han acabado como este. Si hacen un poco de memoria y se remontan al mes de febrero del año pasado, el órgano de gobierno de los jueces archivaba entonces la primera majadería de José Manuel Soria contra la magistrada, que por aquellas fechas se atrevió a opinar sobre el caso Tebeto, ese escándalo ensolerado en la consejería de Luis Soria que, de no ser por el Supremo, habría costado a todos los canarios 103 millones de euros, justo la tasación que hizo un tío de los hermanos Soria y que el tal José Manuel quería pagar con mucha ligereza. El Gobierno, a petición de Soria y con Ruano aplaudiendo con las orejas, se quejó ante el Poder Judicial, que archivó alegando que la magistrada había actuado dentro de la legalidad y ejerciendo su derecho a la libertad de expresión. El cabreo de Soria fue monumental, como todos los suyos de él. Y tratándose de libertad de expresión, más todavía.