Hay que reconocerle al director de Canarias7, Francisco Suárez Álamo, una gran capacidad de trabajo, de lealtad y de encaje. Lleva varios días dedicado prácticamente en exclusiva a salvar los muebles de una línea informativa y editorial sobre la conspiración contra el PP que hace aguas por todas partes. Se ha ocupado personalmente de Cambreleng, de sacar bisutería de sumarios judiciales, de hablar con jueces, fiscales y policías, y de tratar con Soria, que ya tiene bemoles. Encima le corresponde el desagradable papel de transmitir un recado al presidente del Gobierno: mira, Paulino, vino a decirle más o menos, en esta casa veríamos con muy malos ojos que te sentaras en ese programa, que ésa no es tu casa, que tu casa está aquí, que estamos partiéndonos la cara por Soria y tu Gobierno, que el quiosco se nos viene abajo. Y encima con ese impresentable de Carlos Sosa al que tratamos de vetar en el 59 con tan mala fortuna que al final acabamos autoexcluidos. Finalmente venció la cordura y el presidente se dio cuenta de que lo es de todos los canarios.