Lo que les vamos a contar está perfectamente acreditado documentalmente desde el principio al fin. Siendo director general de Relaciones con la Administración de Justicia, en la anterior legislatura, Salvador Iglesias hizo algunas piruetas de difícil explicación. En concreto, se detectaron en la consejería en cuestión, la de Presidencia, unas certificaciones de obra bastante llamativas pertenecientes al Palacio de Justicia de Arona. Investigaciones llevadas a cabo por la propia consejería lograron demostrar que el muy director general apretó las tuercas al contratista de dicha obra pública para que, con el mismo esfuerzo inversor de todos los canarios, le arreglara su casa en la calle Calera, número 4, del Puerto de la Cruz, un apartamento de su propiedad en el Sur de Tenerife y otro de su suegro de él, que ya se sabe que donde comen dos, comen tres. Una joya, el caballerete.