La opción 2 necesita de algunos aditamentos indispensables. Primero habría de darse la circunstancia (de momento bastante probable) de que el PP ganara las elecciones y formara Gobierno. Acto seguido, Mariano Rajoy debería llamar a José Manuel Soria para ofrecerle un ministerio, da igual cual, pero un ministerio. En círculos cercanos al presidente del PP canario se da por descontado que ese es el único cargo que admitiría, que una Secretaría de Estado la consideraría una ofensa, salvo que se la ofreciera un ministro de Economía y Hacienda como su íntimo amigo Luis de Guindos. Se desvanecen los rumores que apuntaban a que se conformaría con la presidencia de Aena, que perdería gran parte de su encanto público, y ya se sabe que sin poder adjudicacional no hay morbo que valga. Pues bien, en cualquiera de esos cargos de ringorrango José Manuel Soria sí se vería más forzado a hacerse a un lado y ceder la presidencia regional del PP en un congreso a celebrar en 2012. Sin embargo, hay quienes sostienen dentro del partido que Soria sería capaz de mantenerse al frente de un ministerio y no aflojar un punto en Canarias, como hiciera en su momento Jaume Matas, que compatibilizó la cartera de Medio Ambiente con la presidencia del PP balear, y ya han visto en qué quedó tanto acaparamiento. Por lo tanto, lo único que parece confirmado a día de hoy es que José Manuel Soria se quiere marchar para Madrid, que está harto de la política canaria, como quedó harto su venerado Juan Fernando López Aguilar, que ya va a la altura de Bruselas. Y alejándose.