Pero lo que Tizón no sabía es que aquellos jóvenes apellidados Rato, Aznar, Trillo o Lucas no aceptaron nunca su derrota en el VIII Congreso Nacional de AP y conspiraron todo lo que pudieron con un grupo de periodistas (vaya, señoría, la pérfida canallesca siempre importunando) para derribar al neófito e inesperado líder Hernández Mancha. Para ello, desde la prensa incitaron a Mancha y a su segundo Tizón a una moción de censura contra Felipe González por “dignidad” ante el apocalipsis que significaba para todos ellos el Gobierno de los socialistas y para hacerse “una imagen pública”, pues el dirigente conservador andaluz con voz aflautada era por entonces un completo desconocido. Y había que meterlo en medio del ruedo, a ver cómo se las ingeniaba.