Paquita Luengo ha desplegado todo su encanto político y el resultado es que las bases socialistas, cada vez más amplias en tiempos de vacas gordas, caen rendidas a sus pies. Entiéndase lo dicho sin que Luengo eche mano a ningún embrujo. Es más sencillo que todo eso. La vicesecretaria regional del PSC-PSOE tiene por muy saludable el hecho de patearse todas las agrupaciones locales para conocer directamente, por boca de los afiliados, cuáles son sus inquietudes y cuáles, a su juicio, las cuestiones que deberían abordarse para caminar por el lado positivo. La semana pasada se marchó una tarde hasta Lanzarote para reunirse con la Ejecutiva insular salida del congreso celebrado hace ocho días, es un ejemplo. Y además, la Luengo es de natural campechana, así que no le cuesta nada mantener un trato humano y humilde. Bien pudiera decirse que ésa es la normalidad, pero otros se encargan de que esos modos de hacer política constituyan toda una novedad. En román paladín, ese mundo está lleno de toletes estirados, y no nos gusta señalar, que engrandecen los comportamientos naturales. La vicesecretaria está en boca de los afiliados y siempre en positivo.