Si fue llamativo el papelón del TSJC tratando de comprobar unos extremos que son de público conocimiento, la intervención del Parlamento tratando de ralentizar la causa fue también de traca. Cabrea denunció el 9 de abril de 2007; el TSJC se dirige a la Cámara el 11, y la Cámara, presidida entonces por Gabriel Mato, contesta el 23 de abril. El tribunal vuelve a escribirle ese mismo día pidiéndole que acredite hasta qué fecha va a estar aforado Soria, y el Parlamento contesta el día 2 de mayo. El 3, la Sala manda las diligencias al Ministerio Fiscal, que viene a interesar que se pida copia testimoniada de la declaración de Soria el día 16. El Parlamento contesta el 5 de junio diciendo que no tiene copia en papel, que si quieren un vídeo. El 13 de junio se les pide el vídeo, que viene a llegar al Palacio de Justicia el 18 de junio. El 27, la Fiscalía admite la competencia del TSJC para conocer la denuncia de Cabrera pero pide su archivo en el mismo acto. Dos días después se consuma ese archivo. Por eso Soria le tiene tanto respeto a la Justicia, como declaró este jueves.