Estamos seguros de que jamás dejarán de sorprendernos los editoriales del periódico El Día, especialmente los dominicales. La más reciente perreta de los editorialistas, además del recurrente independentismo (y olé) es el portavoz parlamentario socialista, Santiago Pérez, que debe haberle dado al editor del diario, don Pepito Rodríguez, donde más le duele: con una querella criminal muy novedosa, a la par que dotada de bombas racimo. Además de decirle de todo menos bonito, don Pepito se arrancó este domingo con una explicación sobre sus ataques a Pérez que no podemos evitar reproducir en su integridad: “Lo que le censuramos es su pertinaz manía de denunciar a los patriotas canarios, así como su actitud servil hacia el partido en el que milita; el PSOE. Nos vemos en la obligación de informar quién es este político porque nos debemos al servicio de los tinerfeños. Ha de saberse quiénes somos nosotros, los denunciados, y quién es el denunciante”. Obsérvese que en el lote de “denunciados” se incluye ahora don Pepito y sus huestes, después de estar meses recriminando al socialista -y así lo repitió este domingo- ser el denunciante de casos de corrupción como Las Teresitas y Granadilla. O sea, que el patriotismo es corrupción y el que lo denuncia, al paredón.