El enésimo incidente protocolario no pasó desapercibido. Al menos, para nosotros. Un rato después del primero, ya en el cóctel del Santa Catalina -al que no acudió Paulino ni se vio a Soria rondando- el movimiento de cintura de Darias para, por segunda vez y tras su discurso, ganar la posición a Paulino como todo pivot que se precie, fue comidilla del respetable. “Es que le encanta el baloncesto”, apuntaron. Hubo también quien lamentó que el protocolo del Gobierno de España no tomara -ayer y para siempre- cartas en el asunto que se repite machaconamente desde que Soria era presidente del Cabildo, y que ahora ha impuesto a su socio. Por cierto, incómodo sin poder contener una mueca de molienda (con jota), en primera fila, cuando Darias -única oradora junto a la jefa superior de Policía- volvió a dar calabazas a la financiación de la guanchancha. El presidente del Gobierno de Canarias tuvo que contentarse con replicar a la delegada del Gobierno de España en las declaraciones posteriores a la prensa.