Otro de los perversos efectos de este dictamen del Consejo de Estado recae sobre la famosa proposición no de ley (PNL) presentada al alimón (alabí-alabá-alabín-bon-ban) por el contubernio CC-PP para salvarle la cara a José Manuel Soria. Ya saben, aquella iniciativa surgida al calor del cachetón que se llevó el PP en pleno pleno del debate de la nacionalidad sin que a Su Excelencia se le hayan pasado aún los efluvios. Si el texto recoge a las claras el apoyo de ambas fuerzas a La Gran Marina dentro de “la legalidad vigente”, la lógica de las cosas aconsejaría que algún alma caritativa se acercara por el registro general del Parlamento para solicitar la retirada inmediata de la iniciativa. Entendemos -aunque somos muy cortos de entendederas ante las cosas que se pasan por la marina- que se ha vuelto a confirmar la ilegalidad del invento, lo que obligará a Adán Martín a hacer algo. Sin que sirva de precedente, pero algo. ¿No?