En tan sólo un día, el lunes, el PSOE de Canarias colocó en la palestra de la actualidad política dos asuntos de mucho calado a través de sus dos más carismáticos Pérez. Por la mañana, Santiago Pérez anunció una proposición de ley para reformar el sistema electoral y rebajar las barreras insulares de acceso al Parlamento. Y por la noche, en la conmemoración del 96 aniversario de la constitución del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Pérez reclamaba, en presencia de Paulino Rivero, una nueva ley de cabildos que acabe con lo que llamó centralismo autonómico. Las respuestas no se hicieron esperar, y ya andan palmeros y herreños poniendo en estado de ebullición el frágil equilibrio del llamado nacionalismo canario, y olé.