Suponemos que se habrán enterado de lo privada que anda Pino Esther Rivero, concejala de Educación del Ayuntamiento de Soria (provincia de Las Palmas) con la consecución del premio Ciudades Amigas de la Infancia, que otorga Unicef. Se trata de un premio que antes se denominaba Alcaldes Amigos de los Niños y al que empezó a concurrir este consistorio desde los tiempos de Emilio Mayoral. Pino Esther Rivero se presentó en esta ocasión con el programa de absentismo escolar que desarrolla el municipio con el que ella dice que ha conseguido disminuir ese fenómeno en un par de puntos. Grave error, por lo que nos comentan, porque, además de las críticas que recibe ese plan por su coercitividad y su escasa capacidad formativa, los datos reflejan que los resultados no son para ponerse a brincar: hay colegios públicos que rozan el 20% de absentismo. Y, para colmo, va el jurado y hace constar en acta que los proyectos premiados son poco novedosos. Y mucho más llamativo ha sido el hecho de que sólo se hayan presentado dos ayuntamientos canarios, los de Las Palmas y La Oliva. Los demás no parecen haber recibido la oportuna comunicación desde la FEMP porque los hay que pueden presumir de programas verdaderamente eficaces para los niños, como el de Agüimes, sin ir más lejos y sin ánimo de señalar en plan mala uva.