No abandonamos la villa mariana para hablar, en este caso, de la tala de pinos en Teror. Aunque ya desde la concejalía de Medio Ambiente del municipio se les aseguró que no se iba a permitir esta tala, los ecologistas, veloces y raudaces, han reclamado por escrito al Cabildo que defienda éstos árboles centenarios. La indignación, en este caso de los vecinos, viene de atrás, después de que la Corporación cambiara varios alcornoques por una rotonda. Lo que oyen, permitió que podaran el que fuera probablemente el único alcornolcal de la isla para asfaltar y montar la rotonda. Pues nada, ecologistas y lugareños pueden montárselo al estilo baronesa Thyssen y amenazar con encadenarse a los pinos. Quién sabe, a lo mejor así se impide este ataque a la naturaleza autóctona protegida.