Les contamos en la crónica de ambiente correspondiente, cómo son de singulares los plenos del Cabildo de Gran Canaria, con un José Manuel Soria impartiendo doctrina de recorte de libertades y disimulones hábitos democráticos. Sus enseñanzas calan rápido, y como ejemplo les traemos hoy a colación lo que ocurre en los plenos municipales de Ingenio, donde el alcalde trae a la oposición socialista por la calle de la amargura. Saben, porque aquí se lo hemos contado, cómo piropea el hombre a las concejalas de la oposición, a las que trata con bastante desdén. Pero, además, los socialistas se quejan de vejaciones, comentarios soeces, continuas interrupciones, alusiones vejatorias a socialistas que “hace un año y medio que se fueron, el recuerdo constante al pasado, la caza de brujas”, etcétera. Al contrario que Soria, que utiliza el reglamento del Cabildo como arma arrojadiza cuando le interesa, el alcalde de Ingenio desconoce el que rije en esa Corporación sureña, de modo que no hace llegar a la oposición importantes expedientes antes de que los aborde el pleno, como una subida de impuestos que, a la hora de redactar este malicioso comentario, ya debe haber sido aprobada.