Es auténticamente frenética la actividad parlamentaria que anda desplegando el Partido Popular de Canarias desde que Adán Martín le dijo a José Manuel Soria que hasta allí -mayo, más o menos- habían llegado. Jorge Rodríguez, el portavoz parlamentario, salta a la palestra un día sí y el otro también como si de repente hubiera descubierto el apasionante arte del parlamentarismo alicatado hasta el techo. En plena sintonía con la estrategia nacional, el PP canario también culpa a Zapatero de la muerte de Manolete y del último terremoto de San Francisco, y adopta para ello iniciativas similares a las de los jefes madrileños. Sin embargo, se les ha escapado una que quizá les vendría bien para darse un baño de multitud. Y de santidad. Deberían hacer una iniciativa parlamentaria defendiendo la libertad de expresión de medios de comunicación que sufren la persecución de los poderes políticos, como han hecho los populares en el Congreso de los Diputados con la emisora de los obispos, la COPE. Nos ofrecemos voluntariamente al señor Rodríguez para proponerle algún medio canario al que defender de los ataques salvajes que sufre como consecuencia de su espíritu crítico con determinadas instituciones. Y no damos más pistas no vaya a ser que nos defiendan a nosotros. Que no es plan.