Vaya por Dios. El Partido Popular en el Congreso de los Diputados rechazó este martes, por tercera vez, una Proposición de Ley del Partido Socialista por la que se pretendía crear un fondo de emergencia contra la pobreza y la exclusión social dotado con 1.000 millones euros. Sus muy populares señorías alegaron en su descargo que ya está el Gobierno luchando contra la pobreza con otras herramientas, como el Plan de Pago a Proveedores (sic), el Fondo de Liquidez Autonómico (sic), la revisión de la Ley de Bases de Régimen Local (ole), sus contactos con las ONG (a las que recorta subvenciones), o el Plan de Infancia y Adolescencia, dotado con más de 5.000 millones de euros. La portavoz del PP en esta materia, Lourdes Méndez, recalcó que esa competencia de combatir la pobreza es de las comunidades autónomas, a las que el Gobierno que ella apoya desde su bancada con aplausos y algún que otro “que se jodan” ha recortado dramáticamente fondos y más fondos, transferencias y más transferencias. Sin mencionar, claro está, la abolición de la Ley de Dependencia o el serruchazo mortal al Plan Concertado de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales que permitía a los Ayuntamientos atender las necesidades más elementales de sus vecinos. Mientras esto pasa en las Cortes y en La Moncloa, los diputados y diputadas del PP en Canarias reclaman de manera cada vez más airada un plan contra la pobreza que se dote en los presupuestos de la autonomía con 43 millones de euros. Y que, de paso, se suprima la Televisión Canaria, el machango que Soria ha ordenado se abofetee un día sí y el otro también hasta que aprenda catecismo. Ah, y el Diputado del Común, institución que, junto a la Cotmac, hay que abolir para siempre, de manera que los controles y las retransmisiones de La Luchada las hagan sus señorías desde sus escaños. Claro que suena absurdo, quizás porque lo es.