En una cosa sí tiene razón Cortezo cuando reclama de las Administraciones que arreglen lo suyo: el Islote del Francés no puede seguir en su actual situación por más tiempo, con unas naves abandonadas que presentan riesgo cierto de derrumbe y que en ocasiones han sido refugios de personas cuya vida podría correr peligro allí. Pero la situación se complica si se tiene en cuenta que el lunes pasado la Autoridad Portuaria de Las Palmas, de quien depende el Puerto de Arrecife, aprobó el proyecto de ubicar en la cara exterior del espigón de Naos el ansiado muelle de cruceros, lo que significa que cuando se empiece a utilizar, los turistas que lleguen por mar a Lanzarote desembarcarán a escasos cincuenta metros del Islote del Francés. Bueno sería que el recibimiento no fuera una operación de especulación urbanística que avergüence a todos los lanzaroteños, que ya han tenido bastante con los obsequios de políticos y empresarios corruptos.