Saben ustedes de sobra que en esta sección no contamos chismes que afecten a la vida privada de los personajes públicos, a no ser que los hechos en cuestión se salgan del terreno de lo privado para entrar en el del interés general. El caso que con la máxima delicadeza les vamos a contar ocurrió en una tienda de ropa de niños en diciembre pasado, y lo protagonizaron dos señoras, una de ellas alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Josefa Luzardo. De la otra señora nos reservamos su identidad porque teme represalias, y ya verán por qué. La alcaldesa entró en la tienda acompañada de su hija adoptiva y de otra señora. La niña lloraba, y la alcaldesa la subió al mostrador y le arreó dos buenas nalgadas. La señora que lo presenciaba le increpó educadamente por pegarle de aquel modo a la cría. La respuesta de la alcaldesa fue única e irrepetible: “Es que cuando le entra el síndrome del orfanato, se pone imposible”. Y la cosa empezó a ponerse caliente porque la otra señora no se calló.