Se calientan las cosas en el seno de la Caja Insular de Ahorros de Canarias al percatarse los sindicatos de que le estaban cogiendo la camella más de la cuenta. El buen rollito duró lo que un chupa chups a la puerta de un colegio, y ya se sabe que las buenas palabras no son eternas. Ni UGT ni CCOO comparten las explicaciones dadas por la dirección sobre la descomunal subida de sueldos que para ella pretenden García Falcón y Marrero, como tampoco entienden otros extraños fenómenos que se siguen produciendo, por mucho que algunos pongan cara de corderitos degollados. Por ejemplo, que al irrepetible Poveda, el representante de los trabajadores en el consejo de administración, se le siga dando chance a pesar de que los propios trabajadores lo han querido remover sin éxito. Para que no los represente más, vamos. Pero como no hay dos sin tres, la dirección de La Caja lo mantiene y no lo enmienda.