Hay cosas de la madre naturaleza que parecen tan inescrutables como indiscutibles. Una de ellas es la reproducción de esa especie tan apreciada como es el salmón, sorprendente a la par que encomiable. En la política también hay cosas que no admiten discusión, y una de ellas es el poco respeto que el PP profesa a la profesión periodística, se manifieste ésta como se manifieste, se ejerza en lo público como en lo privado. El PP entiende a los periodistas como herramientas de propaganda, por lo que aquel que no contribuya a la causa pasa automáticamente a ser un personaje incómodo, un progre que dejó incompleta su maduración personal y profesional. Por eso no encaja en el ordenamiento mental de nadie que ese partido pueda criticar los servicios informativos de Televisión Española o de Televisión Canaria, o que proclame pluralidad y buen rollito en los debates electorales en Canarias. Sencillamente no cuela. Soria lleva un par de incursiones en el esperpento en materia de televisiones públicas, y su última aportación a la falacia y al cinismo ha sido decir en Twitter que le parece fatal que el PSOE y CC veten a Nueva Canarias en los debates electorales en TVC. Porque el PP ha tirado la piedra del veto y ha escondido la mano a la espera de lo que concluya la Junta Electoral y así sumarse a la pluralidad si prospera el debate a cuatro y a la crítica si no prospera.