Según el texto de esa nonata moción de los populares que los demás grupos parlamentarios pensaban apoyar sin condiciones, aquel fatídico día el pesquero llegó “al Cabo Cabiño, echaron las artes de pesca y por la noche fondearon cerca, con intención de recoger las capturas a la mañana siguiente”. Cuando los pescadores cenaban y jugaban a las cartas, “recibieron la inesperada visita de una zodiac con cinco hombres armados y vestidos con traje de buzo. La propia tripulación les ayuda a subir a bordo”. Añade que tras compartir la cena con los visitantes y conversar sobre temas de las islas “de pronto les dicen que lleven el barco a tierra” y “el patrón les hacer ver que es una locura hacer la maniobra de noche”. Entonces, “les obligan a reunirse en un rincón del barco” y “les quitan los relojes, los anillos y los objetos de valor y comienzan a disparar”. Siete marineros murieron y tres lograron sobrevivir al tirarse al agua. Cuando los asaltantes se fueron, “los supervivientes de la masacre regresaron al barco y pudieron coger una balsa medio rota y la botaron al agua. Estuvieron toda la noche en la balsa hasta que la corriente les arrastró hasta el barco Chico Grande que les recogió”.