Algo fuerte se barrunta dentro del PP canario en clave majorera. Y nada tiene que ver con la identidad del que pagó el convite de Acebes en Corralejo. O que el número dos popular en La Oliva, Claudio Gutiérrez, haya dimitido para que su puesto de consejero en el pacto CC-PP en el Cabildo no salpique a futuros aterrizajes de la avioneta de Blas Acosta en territorio del Marqués. Aunque todo está relacionado, y bien relacionado, parafraseando a quienes ataban cabos. Vienen curvas en toda Fuerteventura con el pulso aplazado entre Domingo González Arroyo y José Manuel Soria y la bajadita en la que espera el primero al segundo el 9 de marzo de 2008. Y como el segundo, que es el maguán, claro, de tonto en estas agarradas no tiene un pelo, ya ha dado instrucciones a sus fieles -de siempre y de nuevo cuño- en la Maxorata para que allí donde haya abierto un local del PP se monte de inmediato otro paralelo como oficina electoral. Porque la campaña no se le puede escapar de las manos a Soria como en mayo pasado, con el Marqués desaconsejando lo aconsejable en estos casos...