Mientras esas cosas pasan en Gran Canaria, en La Palma y en el interior de Tenerife, el PP y el PSOE cierran acuerdos, algunos muy cantados incluso antes de que se conocieran los resultados electorales. CC se lo afea a los negociadores socialistas, que a su vez se defienden recordando que nadie ha hablado de cascadas tan lejanas y que están bonitos los nacionalistas para hablar de férreas lealtades municipales. Pero es en Santa Cruz donde se va a jugar la partida maestra. La prensa tinerfeña insiste en que nacionalistas y socialistas han pactado hacer alcalde a Julio Pérez para condenar a la oposición a los concejales del PP que se queden allí una vez Cristina Tavío y Pablo Matos abandonen el Ayuntamiento para acudir a tareas más luciditas. A cambio, Melchior se asegurará todo el mandato con su enemigo íntimo Alarcó en la bancada opositora del Cabildo tinerfeño. No debe gustar este acuerdo a Felipe Campos y a los miembros de la plataforma contraria al Plan General, que se manifiestan ante el PSOE para que no pacte con CC. No comprendemos el pulso, a no ser que lo que realmente quiera Campos y compañía es que la alcaldesa sea Cristina Tavío, cuyo partido respaldó abiertamente la aprobación del planeamiento urbanístico. Porque, que sepamos, el PSOE no lo hizo y Julio Pérez no estaba allí. Y Zerolo no va a estar ahora. Puede que ni siquiera Bermúdez. Hasta para manifestarse hay que tener un poco de cabeza.