Los que le conocen en los ambientes empresariales tinerfeños destacan las notables diferencias entre Modesto Campos Castro y su primo Modesto Campos Domínguez. Y las diferencias las sitúan todos en la altanería frente a la discreción; en el atrevimiento frente a la prudencia; en la presuntuosidad frente a la sencillez. Cuando se le pregunta al primo echado p'alante sobre su candidatura a la presidencia de la Cámara de Comercio contesta presumiendo de ser el hombre de Manuel Hermoso, Adán Martín y Paulino Rivero, como si todo eso fuera compatible en la misma coctelera, con el movimiento empresarial tinerfeño como granadina insustituible, amalgamándose con quien no está dispuesto a amalgamarse. A partir de este martes, con los 5,9 millones que le ha dado el Gobierno sin concurso y con una oscura tramitación, Modesto Campos puede sentirse un poco más tranquilo en lo económico. Ya se cruzan apuestas para ver quién lleva antes el expediente (o los expedientes) a la Fiscalía.