Algo tiene el agua cuando la bendicen. Porque el alcalde portuense, Marcos Brito (CC), se apuró mucho en llevar el asunto del puerto a pleno sin dictamen de comisión ni informe técnico, ni nada. Sin anestesia. Tras un debate larguísimo en el que le pusieron la cara colorada por las formas seguidas, logró el apoyo de Eva Navarro (PP) y la abstención de los socialistas, que defendieron otro modelo, el que habían iniciado en el mandato anterior. Pero Brito, en su afán de colgarse la medalla y de colocar una primera piedra antes de empezar la campaña, ocultó cosas. Como por ejemplo, que al día siguiente el pleno del Cabildo Insular trataría la cuestión. Y como aquí los socialistas no se coordinaron con sus compañeritos del Puerto, votaron a favor, y van ni se sabe. El revuelo en las dos corporaciones está servido.