Por lo demás, el proceso de primarias abierto en Canarias para determinadas candidaturas está consiguiendo alegrar la vida algunos dirigentes de los partidos adversarios del PSC. Y es que no tiene desperdicio, por ejemplo, que un grupo de afligidos militantes socialistas haya conseguido conducir a la consejera del Cabildo grancanario Isabel Guerra al límite del precipicio, animándola como la han animado a unas primarias imposibles. No sólo porque pueda tener escasas posibilidades de ganarlas frente a la candidata oficial y oficialista del partido, Carolina Darias, sino porque el reglamento de primarias prohibe claramente que se puedan celebrar en las instituciones donde se gobierna. De ahí que también estén condenadas al fracaso, cuando no al ridículo, otras iniciativas como la del secretario insular de UGT, Gustavo Santana, de optar a ser candidato a la alcaldía de San Bartolomé de Tirajana, ayuntamiento donde trabaja por ser vos quien sois, pillín. Aunque esté totalmente descartado, incluso podrían suprimirse las primarias al Gobierno de Canarias con carácter excepcional, como ocurrió cuando Ferraz impuso que en 2007 el candidato fuera Juan Fernando López Aguilar.