Crecen en el seno del Partido Socialista Canario las voces críticas ante la desastrosa imagen que transmiten sus dirigentes por un quítame allá a ese Juan Fernando. Lo decía el sábado por la noche en una fiesta de clara tendencia progre un veterano militante: “Es que éstos parece que no pueden vivir sin una conspiración”. A pocos metros del militante, Jerónimo Saavedra explicaba a un reducido grupo de amigos por qué Juan Fernando López Aguilar debe ocuparse de lo que le gusta (un ministerio, un Parlamento Europeo, un mister Pesc...) y dejar para la vieja guardia la siempre alambicada tarea de meter en cintura al partido, promover a éste, pactar con aquel, cambiar un consejo de administración o hacer que los empresarios se sientan en buenas manos. Y gobernar si se puede. Con tanta trifulca socialista a los periodistas se nos ha olvidado la delicada situación que tenía José Manuel Soria hace un par de semanas en su finca particular. ¡Prueba superada!