La postura adoptada por Gloria Rivero y Ramiro Cuende es de difícil digestión, y no sólo en clave orgánica socialista. Ellos mismos se han dedicado a distribuir desde sus correos electrónicos un borrador de acta de una reunión del Consejo Rector de Urbanismo de la capital tinerfeña en la que figura el voto desfavorable de ambos a la propuesta de Plan General. Pero ese voto negativo no aparece después de una exposición de los motivos que justificarían tal posición, lo que conduce a pensar que respondería a una orden del PSC. Esa misma postura de votar no por imperativo partidista es la que el PSOE reclamaba de Cuende y Rivero en el día del pleno decisivo, sobre todo teniendo en cuenta que allí no iban a tener que explicar su voto porque ninguno de los dos es portavoz. Ese sí pero no les pudo salvar y ellos lo sabían. Del mismo modo que ellos son los únicos que saben qué es lo que han salvado poniendo tierra de por medio.