La primera conclusión a la que se llega tras la somera lectura del último escrito del fiscal Pallarés, publicado este jueves por La Provincia, es que los jefes de este diligente y apabullado profesional quieren que el asunto cambie de manos. En una atolondrada petición que no redactó precisamente Pallarés, la Fiscalía reclama de Instrucción 8 que se abra juicio por la modalidad de jurado contra los tres imputaditos señalados por la doctora Palop, justo 24 horas después de que la magistrada instructora, Victoria Rosell, notificara a la Fiscalía y a las partes su auto de archivo de esa precisa pieza, donde no ve más que zarandajas con ánimos de distracción. La fiscalía no quiere un juicio, quiere reparto, que la causa que la juez Rosell sigue investigando la entregue a no se sabe muy bien quién para que se proceda a repartirse aleatoriamente, a ver si con un poco de suerte la cosa cae sobre terreno propicio y se reducen las posibilidades de disgusto, que no anda el horno para bollos. La Fiscalía Provincial no parece haber recibido de modo nítido el mensaje emitido desde Madrid: haga usted el favor de apartarse, que nosotros nos ocuparemos de esta cuestión tan espinosa donde aparece como sospechosa la señora esposa del señor fiscal provincial. No se rinden porque tienen la convicción de que están mucho más respaldados de lo que realmente están.