Mientras tanto, se extienden como tinta de calamar por todos los rincones de la UD las diferentes versiones lanzadas por Torres sobre una supuesta crónica rosa en el interior de la entidad. Ni caso, proclamamos, porque dar pábulo a estos comentarios no es nada saludable, ni siquiera para sección tan pendenciera como ésta. Pero sí podemos acercarles el mosqueo que reina entre los veinte entrenadores y preparadores físicos de la cadena de filiales al comprobar el proceso de metamorfosis experimentado por Juan Vidal, el nuevo míster de Las Palmas B en sustitución del defenestrado Momo. Vidal fue en su día prepador físico a las órdenes de Tino Luis, que a su vez fue fumigado malamente por Manolo Torres, lo que dio lugar -recordarán- a aquellas dimisiones en bloque. Era Vidal entonces hombre combativo contra Tonono, al que consideraba el verdadero culpable de la crisis, hasta el punto de que fue uno de los más fogaleras en pro de la marcha masiva del personal. Deben ser cosas de la contracatarsis, o que Tonono debe disfrutar de amplias dotes de convicción. Pero que muy amplias.