Y las casualidades empiezan cuando el 15 de enero de 2010, el alcalde de la villa de Santa Brígida, nuestro admirado (e incluso envidiado) Lucas Bravo de Laguna adjudica un concurso convocado por el muy socorrido método del “negociado sin publicidad” precisamente al arquitecto Daniel Revuelta Martínez, que no llegó a presentarse al concurso municipal al que se había inscrito, seguramente porque tuvo un sueño, y soñó que mejor era que le hiceran un buen encargo. El contrato que le han adjudicado tiene un importe de 57.142,86 euros, partida proveniente del llamado Plan Zapatero, conocido oficialmente como Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local. Como ven, se trata de un concurso en el límite justo de la licitación (60.000 euros) que obligaría a un procedimiento abierto, y el ganador aparece ofertando exactamente la cantidad licitada, es decir los 57.142,86 euros. Y, ¿qué fue lo que se le encargó por ese importe a un arquitecto perfectamente desconocido? Pues el proyecto para la construcción de un edificio polifuncional para servicios sociales, con la correspondiente dirección de obra. La adjudicación contó con reparos de la interventora y la arquitecta municipales.