Tiene razón Pepa Luzardo cuando denuncia falta de seguridad en los parques públicos de Las Palmas de Gran Canaria, particularmente en los infantiles. Es cierto que el Ayuntamiento ha ido retirando a los guardias de seguridad de una empresa especializada para destinarlos a grandes recintos de reciente inauguración. Pero también es cierto que esa política de traslados de vigilantes es producto de la incorporación de nuevos parques y la congelación en el número de efectivos, que no pasan del medio centenar para toda la ciudad. El PP empezó a reducir la proporcionalidad y el PSOE ha terminado por acrecentarla. Pero, ¿por qué salta ahora Pepa Luzardo y no lo hizo antes? Pues exactamente porque hace algo menos de un mes el Ayuntamiento ordenó el traslado del vigilante de seguridad que vigilaba el parque infantil situado en las inmediaciones de la morada de la señora ex alcaldesa, en el barrio de La Minilla. Que se lo vuelvan a poner, a ser posible con banda de cornetas y tambores, para que desaparezca la sensación de inseguridad que invade a la capital grancanaria.