Este jueves hubo voladores en Morro Jable, botellas de Moët Chandon en Costa Calma y un festorrón final en el restaurante El Muelle, de Puerto del Rosario, justo al ladito de donde el hijo de Santiago Travieso, la voz mediática de González Arroyo en Fuerteventura, tiene su terraza Playa Chica. Populares desafectos al marqués de las dunas y ardillas de Asamblea se arrejuntaron más aún para celebrar la caída del presidente del PP de Fuerteventura, que ha recuperado el poder en La Oliva gracias a los socialistas de Fuentes Curbelo y Blas Acosta, pero que pierde el control de la organización porque, todo hay que decirlo, José Manuel Soria cumplió su palabra más allá de que fueran naturales o artificiales las horas del ultimatum a Domingo González Arroyo. Por cierto, más solo que la una en la Ejecutiva regional: contó únicamente con el respaldo de su hija Pilar. Hasta Concha López, cargo del Gobierno canario por su empeño personal contra Pedro González, le viró la cara a la hora de la verdad. Arrállate una, Manolo.