Y si faltaba algo para completar el día, tan plagado de despropósitos, va la sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias y dicta un auto negando la suspensión cautelar del concurso. Lo había solicitado hace un montón de meses el Colegio de Arquitectos en su recurso contencioso-administrativo, y el azar, la suerte, las afortunadas coincidencias, la coordinación interadministrativa o lo que ustedes quieran, han querido que el auto se conociera el mismo día del fallo del concurso, declarado ilegal por los Gobiernos de España y de Europa. Dice la Sala que no pasa nada, que sólo se trata de ideas (el concejal de Urbanismo dijo que eran conferencias, esto prospera), que prima el interés público y que, al fin y al cabo, el perjuicio a evitar no es irreversible. ¿Sabe acaso la Sala si se ha pagado o no la millonada que ha costado este concurso? Y si no ha pagado nadie, ¿quién lo pagará? Y si nadie lo paga finalmente, ¿denunciarán los Ronaldos a la Autoridad Portuaria por impago? La Sala, por cierto, tiene ahora que entrar en el fondo de la cuestión.