Fue ayer mismo, en esta sección tan sufritida, cuando les acercábamos algunos de los métodos que utiliza el poder soriano para ordenar y hacer saber que las mayorías absolutas se castigan de esa manera tan singular que ellos tienen. Si fuera tinta lo que publicamos, no habría dado tiempo a que se secara para conocer un nuevo ejemplo. La militarización y la bunkerización a la que han sometido al Cabildo de Gran Canaria y todo lo que tenga que ver con él directa o indirectamente, llevó a que se cometieran este jueves algunos excesos totalmente innecesarios. La intransigencia que gasta el PP para con los grupos de la oposición, representantes de los ciudadanos casi en la misma medida que lo es quien gobierna (51%-49%), le llevó a la ceguera misma. Tratar de negar a un grupo de consejeros del Cabildo entrar en el edificio de la Corporación porque llevaban encima bocadillos para un grupo de personas encerradas es una intransigencia desmedida que requiere la apertura de una investigación para conocer de quién partió la orden y por qué. Porque echar la culpa a los vigilantes de seguridad sería una falacia. La otra desmesura fue tratar de ocultar lo ocurrido.