Lanzarote ha sido considerado siempre un laboratorio de pruebas para la política canaria. Allí ha habido de todo, como se puede apreciar haciendo un leve esfuerzo de memoria y tirando un poquito de hemerotecas. Los pactos cambian de color de forma camaleónica casi con la misma velocidad con la que los medios de comunicación locales aplauden a un político concreto y lo condenan a galeras en horas veinticuatro, o el personal cambia de partido sin la mínima descompresión y el menor sonrojo . El acuerdo suscrito entre Coalición Canaria y el PSOE para descabalgar al hijo de Dimas Martín de la alcaldía de Teguise es una muestra más de la dificultad que tiene la política lanzaroteña para salir de los infiernos en los que se instaló cuando un par de mangantes la tomaron al asalto hace ya unas cuantas décadas. Todo anda contaminado hasta tal punto que los socialistas han decidido hacer alcalde a un ex del PIL, hoy en Coalición Canaria, que fue denunciado por el mismísimo PSOE por prevaricación y que no tiene precisamente una trayectoria intachable en la política conejera. Pero no es posible ver en este pacto algo que supere las fronteras de esa isla.