Se encontraba la noche de este miércoles en febril recogimiento el denunciante primitivo de la trama eólica, Alberto Santana, preparando su comparecencia de este jueves ante la comisión de investigación montada al efecto en el Parlamento de Canarias. No nos quiso desvelar por dónde van a ir sus tiros ante la prensa y sus señorías, aunque sí adelantó que no tiene previsto dejar títere con cabeza. Hacemos votos por que no empiece por la testuz de Wilebaldo Luis Yánez, que no es objeto de investigación en esa comisión, ni por el portero del edificio Basconia, que tampoco. A Santana le adorna a veces el don de la dispersión, y a lo mejor ya va siendo hora de dejarlo disperso a él mismo. Se enrocará en no decir ni pío de su vida privada, y se abstrendrá de responderle a Soria con algún improperio, en el caso de que acuda el presidente del PP y, en el caso de acudir, se le ocurra preguntar por las razones objetivas por las que un ser humano puede llevar un aparato corrector en los dientes en 1993 o comerse las uñas compulsivamente en 2006.