Recapitulemos, porque con tantos sofocones parece que hemos olvidado qué fue lo que ocurrió para que Casimiro Curbelo dimitiera como senador y se le exija ahora que lo haga también como presidente del Cabildo gomero (seguimos sin recibir peticiones de riscarlo por la punta de Teno, pero todo llegará). Todo ocurrió la noche del miércoles y la madrugada del jueves pasado, cuando tras cenar en una marisquería del Retiro, Curbelo, su hijo Aday y un amigo de éste, enfilaron sus pasos hacia un bar de alterne de la zona de Azca. El testimonio del encargado del local, recogido por Diario de Avisos, habla de un comportamiento normal, hasta “caballeroso”, quebrado por la actitud del hijo del ex senador, Casimiro Aday, que se comportó de modo chulesco, faltando el respeto a las chicas y mostrando su musculatura de gimnasio. En ningún momento, cuenta este empleado, Curbelo solicitó servicios sexuales, pero todo se dislocó cuando Aday Curbelo se extralimitó en sus boberías y provocó un altercado en el que intervino otro cliente del local que quiso proteger a las mujeres allí presentes. El político solo intervino para sapararlos y proteger a su hijo. Entonces, los tres canarios fueron expulsados del local violentamente, rompiendo a su paso un espejo que había a la salida. En ningún momento en esta trifulca, provocada por el chico, Curbelo se identificó como senador. Hasta aquí, todo coincide con la versión de Casimiro Curbelo, excepto su negativa reconocer que estaba en una sauna, en un club de alterne, porque él siempre sostuvo que estaba en una discoteca o local similar.