Regresó este jueves al pleno del Cabildo de Gran Canaria el feo asunto del viaje de su presidente, José Manuel Soria, a Salzburgo y Noruega, lugar este último donde se dedicó a la pesca del salmón. Desgraciadamente, el presidente no pudo estar por encontrarse convaleciente (le deseamos un pronto restablecimiento), pero peor ha sido comprobar que no hay manera de que algunos entren en razones. No aprenden, oiga, y ahora quieren echar a perder también el proyecto turístico de Tauro, que no tiene la culpa de que Soria aceptara una invitación envenenada a viajar en jet privado. Rechazaron todo los hombres y mujeres del presidente incluso que se incorpore al expediente el acta del pleno en que se confirmaron nuestras informaciones sobre el escándalo del salmón.