El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un senador desautoriza al número dos
Que el número dos de un partido político que tiene la particularidad de gobernar España con mayoría absoluta diga una bobería es una noticia importante. Que la bobería incida en la trama general del mismo partido de cargarse el actual diseño autonómico, también es asunto notable. Pero que a un secretario general, cargo orgánico de máximo nivel, lo desautorice públicamente un senador del Reino es un notición que refleja cómo está de desnortado en estos momentos el PP canario, al que solo salva y a veces ni eso, el argumentario que cada mañana llega de Madrid para amortiguar el ridículo. Es el producto inevitable de tantos años de caudillo insustituible e incontestado, que cuando falta unos días, el personal se conmociona y trata de llenar el hueco haciendo ridículos como el que nos ocupa. Pues sí, aunque parezca marciano, fue el senador Antonio Alarcó, la papa de todos los potajes, el que por la tarde, en COPE Tenerife trató de arreglar el desaguisado de Manolo Fernández. El doctor Alarcó, cuya presencia radiofónica cada día se asemeja más a la de Ortega Cano (“me siento muy cómodo en la COPE (...) estoy encantao de estar aquí, en mi tierra, que está llena de ciudadanos grandes, liberales” (yeah), puso primero las cataplasmas: “Manolo es un gran amigo mío” (yeah), “y me llevo muy bien con él (nadie lo había dudado hasta ese momento), ”y tiene sus opiniones personales“ (vaya con el tal Manolo, que encima piensa). ”Porque una cosa es lo que uno piensa y otra cosa es la estructura que tiene que tomar decisiones“ (ya nos hacemos una idea). Y el remache: ”Es su opinión personal que él razona muy bien“. Lo que conduce a la dramática conclusión de que ambos lo han hablado y que a Alarcó le suena bien la música.
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