Don Pepito se ha pasado de frenada, de eso no hay duda, y si Paulino Rivero sigue con su idea de llevarlo ante los tribunales, bien a través de la fiscalía o bien por el conducto del juzgado de guardia, pronto pasará de derrapar a estrellarse contra el infranqueable muro de su propia ineptitud como editor, como periodista y como empresario. Y entonces vendrán los kiries, ya verán, y las bajadas de pantalones, y las succiones genuflexas. Mientras se substancia el pleito penal que el presidente quiere meterle a Don Pepito, recordemos inocentemente que el Gobierno de Canarias subvenciona al periódico El Día a través de varias partidas presupuestarias, ora como subvención por contribuir de ese modo inenarrable a la unidad regional, ora cobrando por la vía de la televisión pública una suerte de retales en forma de programa de televisión que presenta ese inabarcable Andrés Chaves. En total, mas de 400.000 euros el último año. Lo tiene fácil Paulino Rivero para poner a don Pepito en su sitio: bastaría con retirarle la ayuda por su contribución a la cohesión canaria porque ese editor hace años que se dedica exactamente a lo contrario. Y los canarios no tenemos por qué pagarle sus excesos, ni sus diarreicos editoriales.