Mucho antes de que estallara la crisis que condujo a la ruptura en el PSC tinerfeño, Santiago Pérez repetía por las esquinas que la nueva dirección regional iba a entregarse en cuerpo y alma a la resignación canaria, al pacto inevitable con los nacionalistas con tal de tocar poder. E insistía Pérez en una tesis que este viernes repitió en su rueda de prensa del hotel Príncipe Paz: a José Miguel le obsesiona Soria porque sólo piensa en clave grancanaria, donde el PP es hegemónico. De ahí que, siempre según su particular teoría, la nueva dirección regional iba a centrar sus esfuerzos en derrotar a José Manuel Soria, dejando a Paulino irse de rositas. Partiendo de esa visión, Pérez consideraba que la Ejecutiva se estaba entregando servilmente a Coalición Canaria, olvidando datos que demuestran precisamente lo contrario y que se pueden constatar revisando los diarios de sesiones del Parlamento desde que se produjo la sustitución en la portavocía. Por el contrario, para avalar esa teoría, Santiago Pérez y sus seguidores no han dudado en lanzar infundios de dudosa credibilidad sobre pactos secretos del PSC con ATI para retrasar o echar tierra sobre el caso de Las Teresitas, o para enterrar para siempre cualquier posibilidad de reforma electoral.