Lejos de admitir deportivamente los resultados electorales, desde el puerto deben haber hecho las cuentas y no les salen: un independiente como Tadeo, apoyándose en un maldito como Suárez Gil, y con el respaldo de gente como Eustasio López es demasiado poder al otro lado del istmo. Dicen contar ya con doce votos de los cuarenta del pleno de la Cámara, pero están dispuestos a quebrar cualquier tipo de voluntad con tal de sumar los seis que corresponderían a la Confederación de Empresarios. Destrozarán nuevamente la paz patronal, pero se muestran seguros de poder recomponerla en las próximas elecciones. ¿Y Tadeo? De momento aparece convencido de que la infantería propia y la del Zorro le auparán a la presidencia, pero ya no será un presidente de consenso, sino el que habrá de capitanear algunos cambios que eviten que en el futuro asociaciones como la CCE puedan ser marionetas en manos de tres.