La demandante, vecina de Suárez Gil en Tafira, está muy cabreada porque asegura haber sido agredida por un obrero contratado por él, lo que significa que el presidente plateado no es el autor material de la agresión. Eso obligó al juez a suspender el juicio y a ampliar la demanda a ese operario. Pero la demandante mantuvo a ZP como acusado al considerarlo inductor y autor de un trato vejatorio hacia ella. Ése fue el momento que nuestro hombre eligió para intentar largar su rollito de persona de orden: “¿Yo también puedo hablar?” “No, espere, aquí dirijo yo”, segundo gancho del juez a la mandíbula plateada. Tras diferentes matizaciones y sus otrosís de las partes, y al ver que no va le va a decaer la denuncia, el honorable vuelve a la carga: “Con todo respeto, me siento en una situación de total indefensión, no entiendo nada...”